DESARROLLEMOS JUNTOS LA PASIÓN POR LA LECTURA
La lectura es una de las habilidades más valiosas que podemos enseñar a los niños…
Leer másLas mamás nos preguntamos por qué los niños no obedecen y a veces estamos seguras que ellos no nos oyen. Sin embargo, está demostrado que las palabras de una mamá son el principal foco de atención de un niño en desarrollo, y que con lo que hacen casi siempre están buscando complacernos.
Entonces la pregunta debería ser ¿cómo hablarles a los niños para que nos entendamos?
Aquí les comparto cuatro posibilidades para conversar desde la empatía, poniéndonos en los zapatos de ellos como niños:
Disminuir el “no”:
El mundo de los niños está lleno de negativas en los diferentes escenarios sociales: No corras, no toques, no se puede, y en su proceso eso es absurdo porque son instrucciones que a la final les están pidiendo que se porten como adultos. Como mamás, podemos disminuir la cantidad de veces que decimos no reemplazandolo por instrucciones en positivo. Por ejemplo, en vez de decir “no corras” podemos usar “camina despacio”, en vez de “no vamos a ir al parque” podemos decir “es momento de comer”, y hay muchos otros casos en los que el “no” se puede reemplazar por el comportamiento que esperamos.
Decretos limitantes:
Nuestros miedos están reflejados en lo que decimos, y algunas somos bastante pesimistas. Entonces cuando el niño está saltando decimos “te vas a caer”, o bastante ilusas y cuando el niño está pintando decimos “te vas a ensuciar”. Si un niño quiere saltar es porque está en capacidad de hacerlo y no es necesario concluir todo con un caos, podemos simplemente confiar y guardar silencio, o si en efecto nos da miedo decir “ten cuidado” o “no lo hagas porque a mamá le da miedo que te caigas”.
Validar las emociones:
Los niños no están preparados biológicamente para comprender lo que sienten, así que como padres podemos ayudarles a nombrar las emociones y reconocer que es legítimo sentirlas por más frustrante que sea para nosotros. Cuando damos una instrucción, el niño no quiere cumplirla y se enoja. En vez de decir “lo vas a hacer porque yo digo y punto”, podemos decir “yo entiendo que eso te de rabia, pero es lo que mamá considera mejor”. Del mismo modo cuando están muy alegres podemos nombrarlo “veo que estás muy contento”. Con el tiempo, ellos aprenderán a identificar qué sienten y eso les dará herramientas para conversar con sus padres.
Ofrecer opciones:
Darles el poder de decidir sobre lo que están preparados para decidir, llena a los niños de autoestima y control. Hay normas que no se negocian y algunas que pueden ser flexibles. Si es hora de ponerse la pijama, en vez de amenazar con algún castigo, podría ser más efectivo decirle “te quieres poner la de rayas o la de bomberos” y así, no estamos alterando la norma pero le estamos permitiendo al niño elegir cómo cumplirla.
No siempre funciona, no es una fórmula mágica. Pero es posible que para determinados casos funcione alguna de estas opciones y para otros, sea necesario recurrir a tu instinto. Ser coherente con la norma y consistente con el buen trato, generará en ellos el hábito de escuchar y comunicarse desde el respeto.
Carolina Hernández:
Periodista, mamá de dos niños y educadora de padres en disciplina positiva.
Blog: www.amosermama.co
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